¿Quién adora por ahí a la Aezkoa?
Pues tienes buen gusto, sin duda. Buena tierra. Hace mil años que no escribía en mi querida bitácora. A ver si retomo de nuevo mis escrituras en este sitio...
Pues tienes buen gusto, sin duda. Buena tierra. Hace mil años que no escribía en mi querida bitácora. A ver si retomo de nuevo mis escrituras en este sitio...
y ya veo que estás cotilleando mi bitácora de arriba para abajo. Pero bueno, para eso está, ¿no? El sábado te inclinabas un poco con tu chaleco y tu corbatita. Ja ja! No te agobies, que ya verás cuando estemos desbordados de trabajo... Tú, bebe.
Y lo siento por estar tanto tiempo sin escribir en mi querida bitácora. Últimamente ando liadísima y el tiempo no me da para todo. Ahora estoy en la redacción y como no tengo nada que hacer me voy a ir en cuanto pueda para casa. Pero vivo muy lejos y tendré que esperar al autobús.
Además, ahora hace frio y parece que va a terminar lloviendo. Lo peor de todo es que ni siquiera tengo chaqueta, porque cuando he venido al periódico después de comer hacía un calor que te torrabas.
Bueno, de ahora en adelante prometo escribir más a menudo. De verdad, Krusty. Je je...
Por fin he encontrado un hueco en el tiempo para escribir aquí. uf! Últimamente ando liadilla y las 24 horas que tiene el día no me son suficientes. Podría tener el día 48 horas, ¿verdad? Ojalá, pero seguramente seguiría ocupada. En fin, qué cosas. Ley de vida. A ver si en Semana Santa puedo darme un respiro. Tampoco te creas que voy a hacer gran cosa. Me iré al pueblo a respirar aire fresco y a desconectar del mundanal ruido. Esto empieza a sonar un poco poético...
Pero bueno, es así. Tal vez el espíritu primaveral me haya afectado. Y además hoy ha lucido el sol de una manera radiante y por eso mismo estoy feliz. Da gusto que haga calorcillo; el frío invernal creo que sobra en estas fechas. Hay que dejar aparcados los esquís y comenzar a pasear y tomar el sol. Aunque me parece que estoy precipitando los acontecimientos metereológicos.
Solamente sé que cuando me acueste dentro de unas pocas horas ya no hará sol, es obvio. Pero mañana cuando levante la persiana deseo que el sol me salude.
Y mañana son carnavales de mi pueblo y parece que este fin de semana el tiempo se va a portar mejor. Aunque últimamente al acercarse el viernes se nubla y el tiempo se porta mal. Espero que no nieve.
Luego me iré pá casa y voy a cocinar unas espinacas deliciosas. Cuando tengo tiempo me suele gustar currarme las comiditas. Eso está bien. Mmmmmmmm! Tengo hambre, pero hasta las dos no comeré. Me he levantado a las 07:30 para ir a conducir y en estos momentos mi estómago está vacío. Así que igual cuando llegue a casa abro el frigorífico y cae algo.
A pesar de que no dejaba de nevar, hacía viento y mucho, muchísimo frio el sábado salí un ratico por ahí. No muy lejos, claro. Se me ocurrió salir al bar del pueblo a tomar un cafecito y como no podíamos ir a otra parte por el tiempo allí pasamos la noche.
Y menos mal que al final no nos dio por montarnos en el trineo. Así que tomamos unos potes y no sé si era por el frio, pero los estómagos de los pocos allí presentes comenzaron a pedir comida a gritos. Había que comer algo.
Y yo sabía que en la cocina de la taberna había jamón... Mmmmmmmmmm! ¡Comida! -se me caía la baba como a Homer Simpson-. Sin pensármelo dos veces pedí "permiso" a la "camarera" y me dirigí hasta la cocina para sacar unos taquitos de jamón. Pero no soy nada experta con el cuchillo y los taquitos se convirtieron en tacazos, como mínimo.
¡Ay cuánto jamón comimos! Y que bien lo pasamos,por supuesto. Nos divertimos simplemente con nuestra presencia, desvario y cotilleismo. Eso está bien.
Un autobús puede ser -mejor dicho lo es- el lugar idóneo para encontrarte con los personajes más peculiares. Al menos ésa es mi experiencia. Y todavía tiene más gracia el asunto si viajas en un bus que recorre unos cuantos pueblos, más o menos cercanos, cuyos habitantes se conocen entre ellos. O si no se conocen resulta que el que va sentado dos asientos delante del mio es el tío-primo de fulanito que con veinticinco años se fue a vivir a Paraguay y resulta que ahora ha regresado al pueblo. En fin, ¡qué caos!
Pués nada, que el otro día cogí el autobús a las siete de la tarde- el viernes- para ir al pueblo y llegué, como siempre, con la lengua fuera tres minutos antes de que arrancara Fermín, el conductor. Iba a tomar asiento y divisé a lo lejos a mi amiga la truhancilla, Maitane. Y me dije: "Voy pá allá". Pero conforme iba acercándome hacia ella me fijé en que estaba hablando con un hombre que llevaba un sombrero. Y pensé: "Como esta tía conoce a todo el mundo, fijo que éste es el típico hombrecillo que vende manzanas en Pueyo con una furgoneta".
Me siento, le saludo a la tía y en cuestión de segundos comprendí que el hombre del sombrero, sentado a la misma altura pero en la otra fila de asientos, era el típico "pegajoso" de autobús que desvaría y cuenta su vida en verso a todo el mundo. Y no me equivoqué. Sinceramente, ese hombre estaba loquísimo. Enseguida pensé que se había escapado del psiquiátrico y miré a ver si llevaba camisa de fuerza. Ja ja ja ja... Lo de la camisa es broma.
Esa persona mostró un perfil un tanto peculiar y no es de extrañar porque según él mismo había estado toda la tarde tomando patxaranes por ahí. ¡Ah! Y esa tarde se compró unos calcetines para esquiar, en un principio, con los que no es necesario llevar botas. ¡Qué cosas! Y conoce todos los pueblos. Aunque creo que a veces sufre alguna confusión mental, ya que, al menos que yo sepa, en Orbara no ha habido ningún Pascasio.
Y para rematar la tardecita de autobús, que al final se hizo larga por la nieve que caía y el consiguiente estado de la carretera, casi no llegamos a casa. Justamente el bus decidió quedarse apalancado en mi pueblo, Orbara, y tanto maitane como yo estábamos deseando que Fermín abriera la puerta de una vez. El autobusito empezó a patinar y yo tenía ganas de cenar y Maitane, como no, de fumarse un pitillo en el bar.
Con todas estas anécdotas y un bizcocho me acosté y al día siguiente todavía había más nieve. Y menos mal que el señor del sombrero se bajó en su pueblo, porque temíamos que pudiera dejarse llevar por nuestra simpatía momentánea y bajarse en Orbara.
En Pamplona no deja de nevar y lo peor de todo es que no tengo paraguas para volver a casa. A ver si mejora un poco el tiempo y puedo ir hoy o mañana a mi pueblo. Siempre que llueve se me olvida el paraguas en casa. Parece absurdo pero es así. Si un día está nublado antes de salir de casa pienso: "Lo cojo, no vaya a ser que llueva". Y resulta que al final no llueve.
Sin embargo, hay días que aunque el cielo esté gris pienso: "Seguro que sale el sol y no voy a llevarlo". Resultado; llueve. En fin, que no sé qué hacer con el paraguas. Porque hay situaciones en las que luce un sol radiante y a las dos horas empiezan a caer gotitas de lluvia.
Además, siempre que saco el paraguas fuera de casa termino perdiéndolo. Soy un desatre con el paraguas. Por eso suelo comprarme de esos plegables que cuando hace viento echan a volar y se rompen. Es decir, o se me olvida en casa, o lo pierdo o se rompe. Entonces, ¿ para qué un paraguas?
Después de sobrevivir la dura etapa de exámenes vuelvo a escribir en mi bitácora. No puedo abandonarla; forma ya parte de mi vida. Y ahora estoy en condiciones de escribir porque mi cabeza ya no está enfrascada. Además, hoy hace un día espléndido, bastante primaveral. Aunque por las mañanas hace un frío que te pelas. Pero a pesar de que luzca el sol de una forma tan radiante y el cielo esté tan azul-como para comérselo, se me va la olla- tengo que estar todo el día encerrada en la uni.
En fin, ya encontraré un hueco a lo largo del día, o al menos espero que pueda mañana, para dar un paseo por ahí. ¡Ah! Se me olvidaba. Lyon tiene un nuevo primo. Mis amigas me han regalado para el cumpleaños un león de peluche que se llama Rufi, que por cierto, es bastante amarillo pero muy guapo. Cuando pueda ya colgaré algunas fotitos de él, ya que ha entrado a formar parte de la saga "Lyon". Bueno, bueno igual bajo a la cafetería a comer algo, que tengo que aguantar aquí hasta las dos.
Hoy es mi cumple y me autofelicito. No está siendo un día nada especial, la verdad. Eso de que toque siempre mi cumpleaños con exámenes es un poco de fastidio. Pero bueno, ya estoy acostumbrada después de cuatro años de carrera. En fin, cuando terminen ya tendré la ocasión de celebrarlo y disfrutar.
Por cierto, de manera virtual invito a toda la blogosfera a compartir esta tarta ficticia. Buen provecho. Je je je... ¡Ah! Cumplo 22 años años; los dos patitos capicúas. Y no me cabían todas las velas en el pastel y cada año que pase será más dificultoso colocar las velitas. Así son las cosas.
¡Uf! Mañana tengo examen de una asignatura que se llama Información de las Instituciones Comunitarias, pero creo que lo llevo bien. Así que tranquilidad, Virginia. Yo misma me autotranquilizo. Por supuesto que nadie va a hacerlo por mí. Pues nada, la asignatura versa sobre la UE y estas cosas. No sé, pero me voy a quitar mañana de encima un peso impresionante. Y después me quedan cinco exámenes más, pero todo pasa.
Je je je... este comentario parece algo así como una consulta para evitar el estrés. En fin, qué cosas. Cada uno con lo suyo. Me voy a ir enseguida a comer, que me toca una tarde intensiva de estudio. Voy a dejar de escribir porque me estoy desconcentrando; mis amigas me están contando unos cotilleos muy interesantes.
Últimamente todo el mundo se echa novio. Al menos eso pasa en mi entorno. A la vuelta de las vacaciones de Navidad lo he descubierto. Ha sido como una explosión de información: "Sabes, bla bla bla... Que tengo novio". "Oye, he conocido a un chico fantástico". O "estoy enamoradísima". No sé qué ha pasado. Si no estamos en primavera ni nada. Menos mal que algunas amigas, como yo, seguimos solas y así nos sirve de consuelo. En fin, que así es la vida. Yo siempre tendré a mi lado el blog. ¡Je je!
Dentro de poco comienzo los exámenes. Es más tengo uno el viernes ya, así que tendré menos tiempo para ir engordando más "El diario de Virginia". Pero bueno, siempre que tenga un ratito libre escribiré. Es una buena válvula de escape. Por cierto, lo de conducir va bien pero me parece que todavía me quedan unas cuantas clasecitas. Que todo se aprende con el tiempo y el amor también llega con el tiempo. Todo a su tiempo, ¿verdad?
El miércoles comencé las prácticas de conducir y fue una situación bastante surrealista. El profe me explicó en cinco minutos cómo arrancar el coche, las marchas y pisar el acelerador y tal. Y a continuación me convertí yo en la protagonista. ¡Qué miedo daba yo en esos momentos!
Menos mal que hoy ha sido mi segunda clase y he mejorado bastante. Ya cojo las rotondas con soltura y he cogido el truco al intermitente. Nada, que al final no es tan dificíl esto de conducir. Aunque si los coches no tuvieran embrague ni marchas sería más sencillo. Como los autos de choque; simplemente acelerador y freno.
A partir de ahora a conducir todas las mañanas una hora y tengo que tener cuidado con los peatones. Es que a veces resulta dificíl prestar atención a todo: mirar por el espejo retrovisor, pisar a fondo el embrague, cambiar de marcha, poner el intermitente... ¡Uf! ¡Qué lío! En fin, que todo el mundo llega a conducir. Se trata de un obstáculo superable.
El niño raro destaca por su buen diseño, que está muy elaborado y está estructurado a modo de página web. Un diario personal y la posibilidad de hacer comentarios le otorgan al sitio la categoría de blog. Sin duda, un weblog personal en el que se recogen día a día las vivencias de su autor/a.
Escaparate es una especie de fotolog en el que concurren las fotografías y el diseño general de la bitácora. Destaca la agrupación temática de las fotografías: Abstractas, Naturaleza, Urbana, etc. También es necesario hacer referencia a la posibilidad que tiene el visitante de la página de aprender a retocar dibujos por ordenador.
Pensamientos con voz es eso mismo: una bitácora en la que su autora traduce sus pensamientos en palabras, sobre todo echando mano de un lenguaje literario. La mezcla de poesías, diálogo y prosa, más un diseño legible caracterizan a este diario personal.
Aunque ya sea un poco tarde felicito el Nuevo Año a toda la blogosfera. Para variar, una vez más he aguantado en Nochevieja las aglomeraciones de personas. Tendré que buscar alguna alternativa para posteriores 31-D. Pero nunca dejaré de tomar las uvas, a pesar de que siempre me atraganto al comerlas al son de las doce campanadas. El año que viene tendré que comprar de esas de Cofrusa, que vienen ya peladas y todo.
Al menos, con la entrada de 2004 se me ha curado el resfriado. Porque los días antes estuve bastante griposilla. Y ahora que ya estoy casi completamente curada tendré que disfrutar de los pocos días de vacaciones que me quedan para regresar a la uni.
Nochebuena: la noche en la que Papá Noel o el Olentzero reparten los regalos. Por desgracia, estos personajes cada vez se acuerdan menos de mí. Una señal de que voy haciéndome mayor. Pero bueno, cada cosa en su tiempo.
Estoy un poco triste porque ayer llovió mucho y ya no queda nada de nieve. Y hoy sigue lloviendo y hace un frío que te pelas. Así, que esta noche habrá que llenar el buche para combatir las bajas temperaturas. Tengo que ayudar a preparar y servir la cena de Nochebuena. Un conjunto de platos exquisitos como en casi todas las familias esta noche.
Desde todo tipo de aperitivos (fritos, jamón, etc.) hasta gorrín asado y besugo. Y en mi casa nunca faltan las gulas (con gambas, ajo y guindilla), ya que las angulas originales están carísimas. Se me está haciendo la boca agua y resulta que acabo de comer hace poco. Tengo que dejar un hueco en mi estómago para esta noche.
Esta mañana cuando me he levantado comenzada a nevar en mi pueblo. Justamente en la fecha más indicada para alegrar un poco estos días. No me lo he pensado dos veces y nada más desayunar he salido a dar un paseo con mi perra por la nieve. Hace mucho tiempo que no me pillaba una nevada en el pueblo. Y estas cosas hacen ilusión, porque en la ciudad pasan pocas veces y no resulta tan divertido. Al contrario, suele resultar bastante agobiante; te resbalas, los coches salpican barro, etc. La nieve es para la montaña.
Por cierto, con la Lotería no he tenido nada de suerte, como siempre. Ni siquiera me tocan las típicas cestas que sortean en cualquier sitio. En fin, soy poco afortunada en los juegos de azar. Otro año será (a ver si es verdad), aunque no lo creo. Pero hay que tranquilizarse, ya que lo normal es que no toque, ¿no?
Deseo una Feliz Navidad a toda la blogosfera. Espero que el año 2004 llegue cargado de ideas para nutrir todavía más los blogs. Tal vez aun sea pronto para las felicitaciones navideñas, pero no olvidemos que las tiendas, las calles de las ciudades, etc. llevan ya bastante tiempo iluminadas. Y ahora es realmente cuando la Nochebuena está próxima, pero más distante que mañana.
Espero descansar estos días y estudiar, como es mi caso. Es mi último año de carrera y quiero terminar el curso bien. Y todos nos tenemos que portar excelentemente porque sino los Reyes Magos vendrán con las manos vacías. Ahora voy a enviar unas postales a unos amigos/as, que ya va siendo hora. Por cierto, cuidado estos días con los turrones y el champán.
Yo creía que los perros en la boca sólo llevaban a sus dueños las zapatillas o el periódico en las películas. Sin embargo, el otro día en la calle me topé con un perro muy sensato. Su dueña salía del supermercado cargada de bolsas y su fiel can le ayudó a llevar una bolsita pequeña - creo que era de la farmacia-. Ya se ve, un perro puede servir de gran ayuda además de su fidelidad y cariño al hombre.
Hace días me sucedió una cosa increíble con un gato en mi pueblo. Hasta entonces yo pensaba que estos animales sólo arañaban, pero resulta que uno de ellos me mordió. Increíble pero cierto. Yo salía de la puerta de mi casa, y como estos animalitos en un pueblo pequeño andan como Pedro por su casa, le pisé la cola sin darme cuenta. Así que el muy malvado me mordió. Y sí que me mordió, en la pierna, que me dejó la marca de sus dientes y con el paso de los días se me hinchó y esas cosas.
Ahora pienso, "maldito gato". Y la gente al principio no se lo creía. Decían: "Seguro que te ha arañado". Pero no, efectivamente me mordió con muchas ganas. Lo peor de todo es que después he vuelto a ver al gato. Es de color naranja -bastante mono- pero malo, muy malo. En fin, qué cosas. Lo peor de todo es que hoy he soñado con él mientras hacía la típica siesta de sofá después de comer. Bueno, pues una anécdota de éstas que sólo me suceden a mí por ser Virginia.